domingo, 4 de septiembre de 2016

No más "comedias románticas".

Qué bien venden el amor las películas, parece que les paguen por crear más sufrimiento humano del que hay ya en el mundo: mejores amigos que se lían y se enamoran, colegas de cama que se enamoran, vecinos nuevos que se enamoran, gente con la que se acuestan en una noche loca, se reencuentran casualmente y, en vez de esquivarse o no hacerse ni caso porque no se acuerdan ni de su cara, comienzan un idilio amoroso porque están destinados por beber el mismo tipo de café. Eso sí, todo ello enmarcado en una situación de tira y afloja, inseguridad reforzada por amigas mediolocas cuyo único papel consiste en hacerte tomar la peor decisión posible, y amigos que intentan que te tires a todo bicho que se mueva. Y tras haber hecho cada uno las "locurillas" para demostrarnos a todos que no están enamorados, se miran, sonríen y en la siguiente escena se están casando pronunciando unos votos recién salidos de la fábrica de Willy Wonka.

Ok, Hollywood, gracias por la infelicidad.

¿De verdad el amor es así? ¿Hay que creer que el romance ocurrirá después de haber pasado por esa clase de situaciones?

Yo creo que no. Es más, creo que por culpa de esa clase de películas estamos creando una sociedad dramática, ególatra e irresponsable que resume lo que siente por una persona en una conversación por Whatsapp. Y así nos va. Por eso, quien es simplemente amable y educado con nosotros creemos que está pillado hasta las trancas, que si pasa de ti es porque se está haciendo difícil, que hay que ser guay, llamar su atención con tal o cual técnica, pensarse durante 45 minutos cada respuesta para que no signifique X o W, y sobretodo "que no se nos note". Lo que viene siendo una panda de cobardes sin un par de luces, y perdón por las ofensas, pero así hemos sido la gran mayoría alguna vez.

Arremeto contra las películas porque me he cansado de hablar con amigos de sus cuestiones amorosas y que su principal argumento sea "es que en tal película sí pasa". Joder, ya me gustaría a mí usar El Señor de los Anillos como referencia para explicar lo que le pasa a mi vida (podría), pero la vida, nos guste más o nos guste menos, no es ficción.
Tendrá sus parecidos, sus tópicos para que nos resulte fácil creer pero ¿cuántos de aquí han acabado casándose con el acompañante a quien pagaba para que no quedasen muy mal en la boda de su hermana?

Diría que deberíamos dejarnos de tantas tonterías y que si nos hemos enamorado de alguien, lanzarnos a la piscina y darnos esa oportunidad. El problema es que ya dudo si somos realmente capaces de enamorarnos en vez de imitar a una de esas estúpidas películas.
Tenemos siempre tanta prisa por que ocurra algo que lo forzamos. No nos damos ni siquiera el margen de la duda, el conocer realmente a esa persona, nuestros verdaderos sentimientos. Si es majo, no está mal y de vez en cuando te sigue el rollo, es perfecto.
Supongo que por eso el mundo está lleno de corazones rotos, de almas que pagan cualquier precio por una compañía fugaz porque si pasan mucho tiempo solas sienten que se pierden. Muchos "sin compromiso" que no leen la letra pequeña y se llevan una nueva herida a casa.

El día que salga una película en el que muestren a gente sencilla, que quiere conocerse, que disfruta y que dan ejemplo de responsabilidad con su amor propio sin tener que herir o usar el de los demás, será cuando vea alguna de esas películas. Porque seguirá siendo ficción, pero al menos será de la agradable puesto que ya en este mundo no se encuentra.

viernes, 26 de agosto de 2016

Envoltorios.

Me va a costar sacar un título apropiado para este post pero espero, al menos, exponer el tema de la forma más simple posible ya que corren tiempos en que cualquier palabra se tergiversa.

Hoy escribo quejándome del fenómeno: "Yo sin complejos, he aquí mi culo".
Antes de nada dejaré claro los siguientes puntos:
1- Creo en la libertad de expresión siempre y cuando no se haga daño a ningún tercero.
2- No critico a la gente que está orgullosa de su cuerpo.
3- No intento que nadie me de la razón, soy consciente de que la razón absoluta no existe y que cada argumento tiene sus fisuras.
4- Escribo esto porque me da la gana.

Como bien dice el punto nº2, no critico a la gente que se siente orgullosa de su cuerpo y que cae en la tentativa de mostrarlo en las redes sociales. Es un culo (o unas tetas), no tiene maldad, no va a hacer daño a nadie... ¿Pero por qué? Es decir, ¿por qué es tan importante eso?
Esta mañana he leído un tweet de una chica en el que subía una foto de su culo en tanga con un título que rezaba algo así como "Por fin he superado mis complejos" (no recuerdo las palabras exactas e imaginaréis la pereza que da ponerse a buscar otra vez). Desde aquí, dueña del culito con ese tanga tan colorido, mi enhorabuena pero... ¿por qué ese complejo?

Lo que quiero decir es que, a nada de lo que yo considero importante en este mundo se va a parar a infravalorarte porque tengas el culo más arriba o más abajo, con más o menos vello... ¿Por qué esa reivindicación tan directa?
¿Acaso no nos quejamos cuando en una entrevista de trabajo, entre tópicos, entre relaciones... se nos valora más por el cuerpo que por lo que realmente somos? Yo critico a los complejos en sí, al tener que sentirse inferior por culpa de una sociedad superficial y, lo siento, a todo el que colabore con ello indirectamente aunque crea que está haciendo lo contrario.

Sí, ya hemos pasado por el fenómeno de las chicas con curvas, los fofisanos, las delgadas que están delgadas porque son delgadas, los que usan gafas, los que no, los del pelo de colorines, los de colorines por todo el cuerpo... Todo muy encantador pero... ¿de verdad se merece tanta importancia?
A mi me parece que esas ganas reivindicativas no son más que otra forma de intentar sentiros bien con vosotros mismos dentro de una sociedad que valora lo externo antes que lo interno.

Cada cual hemos tenido el cuerpo de una manera o de otra, hemos aumentado o disminuido peso, puede que nos hayamos teñido o hecho el corte de pelo de aquella tía o tío que tanto nos molaba y que creíamos que nos iba a quedar igual de bien, pero todo lo que ahora nos absorbe nuestro tiempo y nuestros tweets llegará a su fin tarde o temprano. Puede que el tinte nos deje con cuatro pelos en la cabeza, que ciertos miembros se queden colgando, las estrías, la celulitis, las imperfecciones de la piel... ¿Y? ¿Volveréis a subir fotos de vuestras calvas o de vuestras arrugas? ¿A quién le importa? Es ley de vida, algo contra lo que no se puede luchar, algo que está destinado al cambio... Y sin embargo perdemos el tiempo en eternas conversaciones con nuestro reflejo, diciéndole en qué podría mejorar esa zona, o aumentar la otra... ¿Para qué? Eso es sólo un envoltorio, lo que realmente importa es quién eres, en qué te conviertes a lo largo de todo este tiempo.
Nunca importan más las flores que el árbol del que salen. Así de simple.

Siento muchísimo que haya habido gente que se haya sentido inferior por culpa de estas gilipolleces, pero yo no voy a dar el condescendiente consejo de "acéptate como eres". No. Yo os digo que os preocupéis más por quiénes sois, qué os hace levantaros cada mañana, en qué se puede volcar vuestra vida y qué podéis hacer para que vuestra vida sirva de algo.

El sujetador que te las pone en la garganta, los pantalones que marcan más paquete de lo que realmente tendrás nunca, los colorines y los "sexy", no te servirán de nada cuándo te preguntes qué aportas al mundo. Creo que ya no somos el ganado que busca reproducirse o fardar con la pareja más atractiva, creo que es tiempo de preocuparse por el camino en el que vamos y darle a las cosas la importancia que realmente tienen, no la que nosotros pensamos que tienen. Porque sí, "rebelándote" contra el sistema superficial con una foto de tu culo o tus tetas (o tu polla o tus músculos. Voy más al cuerpo femenino por el tweet que he visto, y del que me resulta más fácil tratar ya que aún tengo la sensación en la cabeza), también estás colaborando en engordar su tóxica importancia.
Tampoco creo que ninguno de nosotros nos sintiéramos cómodos si nos valorasen por lo que sentimos sobre nuestro cuerpo o el de los demás.

Un amado miembro de mi familia me dijo una vez "Busca a gente que te aporte algo en tu vida". Lo siento, no creo que un cuerpo me llegue a aportar realmente nada. Yo creo en lo que guardáis dentro. No lo ahoguéis con un pomposo envoltorio.







jueves, 25 de agosto de 2016

Amaneciendo con ideas para hacer.

No he tardado demasiado.

Cuando no se tiene mucho que escribir de manera creativa, cualquier idea es bien recibida, así sea volver por estos lares.
Hoy he amanecido con varias ideas en la cabeza, pero no de las de escribir, sino de las de hacer.
¿Alguna vez has querido hacer/colaborar en un blog, foro, web...? Yo sí, pero como se puede deducir, mi problema de la constancia siempre me agota apenas he empezado.
Creo que uno de mis mayores problemas ha sido que nunca he querido colaborar con nadie, prefiero hacer las cosas por mi cuenta porque creo que así mi estilo no se verá contaminado y me sentiré más libre a la hora de crear, pero empiezo a ver mi equivocación.
Gracias a la gente que he ido conociendo y que los años me han permitido conservar, tengo en mi vida a gente que comparte mis intereses, no todos y a veces ni se repiten, y que también me han hecho conocer cosas nuevas (formas, temas, medios...) que han ampliado un poquito mi enfoque.

-> Ahí va una anécdota personal. Hace unos años conocí a una persona por Internet, los dos nos tratábamos de forma completamente anónima y únicamente nos conectábamos para escribir juntos. Íbamos por turnos, cada uno con su personaje, construyendo historias de carácter binarrador (esto me lo acabo de inventar pero se entiende ¿no?). Creo que fue una de mis mejores épocas escribiendo. Nunca hasta entonces lo había hecho, y el tener que ponerme de acuerdo con alguien para construir algo, trabajar en equipo pero siempre con esa sana competencia de no hacerlo pero que el otro, me sirvió como riguroso entrenamiento.
Ayer mientras repasaba mis viejos blogs di con una historia que comencé pensando en esa persona, y me encantó lo que leí. Evidentemente con algún error, pero ahora lo comparo con mis breves textos del presente y me siento torpe, como alguien que empieza a caminar tras una larga convalecencia.

Tiene gracia, mucha si sabes que detesto profundamente los trabajos en equipo, desde pequeña y por cualquier cosa. O dirigía o lo hacía yo sola. Esas clases de actitudes pueden aislar bastante y, teniendo en cuenta lo anterior, esperarás que diga que hay que evitarlo, que el ser humano es social por naturaleza, que qué es la vida si no se comparte... Mentira. Yo lo recomiendo. No para siempre, pero agradezco haberme decantado desde pequeña por esa forma de ser tan mía antes que preocuparme por caerle bien a la clase, así fue como me forjé, como me hice a mí misma y sé que todo lo que soy y la fuerza que tengo para defender mis ideas, me viene de esa niña que se acercaba a la profesora preguntando si podía hacer el trabajo sola. Dentro del tema "escribir", también hay que tener en cuenta que yo leía muchísimo y no cuentos infantiles. Afortunadamente mis padres tienen una amplia biblioteca familiar que yo he ido devorando con el paso de los años. Al leer tanto, adquiría cuáles eras las mejores formas de redactar, expresarse y corregir, fui aprendiendo de los clásicos, de mis tardes con las revistas de arqueología evolucionaba mi imaginación... Me fui haciendo y, cuando entré en contacto con otra gente que también escribía, supe defenderme. De esa época también aprendí mucho, especialmente a valorar ciertos aspectos humanos que yo casi despreciaba porque creía que no me interesaban.
Con todo esto quiero decir, bajo valoración personal, que no hay que abrirse a todo como ahora se predica, si algo te gusta o se te hace cómodo, dedícate a ello hasta que evolucione. Si lo haces bien, evolucionará. Te lo aseguro.

Y tras esta disertación retomo el principio de este post (entrada, comentario...). Hoy he amanecido pensando en hacer muchas cosas. Cuando antes he hablado de todo lo que leía y escribía de pequeña, no he señalado lo más importante, cuando el trabajo te gusta, no lo consideras trabajo. No me daba cuenta del bien que me hacía dedicando tantas horas a leer y escribir mis fantasías hasta que dejé de hacerlo y, una vez he querido seguir, y por muy bien montado que lo tenga todo en mi cabeza, los engranajes andas oxidados. Me cuesta, me noto torpe, confusa y detecto cierto problema con las comas, para más INRI.
Una de las cosas que he aprendido este año ha sido que el trabajo, aunque sea poco, es mejor que nada. Muchas veces me levantaba como hoy, con ganas de hacer cosas (y nunca cosas pequeñas), y al final no hacía nada porque quería hacerlo en el momento perfecto y la mejor manera, y creo que eso nunca se encuentra. Eso me ha pasado con la escritura, el deporte, otras actividades... Y creo que ya está bien. El tiempo es limitado según dicen por ahí, y está bien tomarse un momento para pensar en lo que quieres hacer pero, si lo sabes, lo sientes, a por ello. En ocasiones, el pensar es una parada por la que ya no pasan más trenes.

Bueno, creo que mi disertación concluye. Tan sólo mencionar el motivo principal de todo esto, un amigo me ha ofrecido colaborar con él en un blog de una temática que me gusta mucho, así que pondré en práctica lo comentado aquí. A ver qué tal sale.

Hasta la próxima :)

miércoles, 24 de agosto de 2016

Estás leyendo bien, estamos a 24 de Agosto de 2016.
Jamás se podrá decir que soy una persona constante en nada de lo que hago. Mucho que me tiene que interesar y aún así... Si lo he retomado ha sido por que el destino ha querido, el destino y la sonrisa que ha brotado de mi cara al leer mis viejas publicaciones. Sigo siendo esa persona y no me lo creo.
Podría decirse que ha pasado toda una vida en estos años, pero me alegra saber que mi esencia sigue siendo la misma, y que aquí estoy casi 3 años después, con toda la vida patas arriba.

Tiene gracia que, ahora que he leído todo eso, quiera volver atrás ¿Quién no quiere hacer? ¿Quién no quiere volver a ese final de los diecitantos? Supongo que alguien que ha conseguido hacer algo mejor con su vida. No es mi caso. Evidentemente me han pasado cosas buenas, muchas, cosas que estaban deseando que me pasasen y cosas que han venido por sorpresa, pero traigo demasiados tragos amargos indigestos, y que me han cambiado, no a mí, la esencia si es fuerte no cambia, pero sí mi camino y la forma que voy a tener a partir de ahora para avanzar en la vida. Tampoco entremos en detalles, cada palo que aguante su vela.

Dado que esta vez no voy a lanzar este enlace incluso por globo sonda, supongo que esto quedará entre mi pantalla y yo, lo cual por una vez me agrada. Y sí, tengo amigos con los que hablar, desahogarme y beber pero el morbo de una pantalla anónima no nos lo da ni la mejor copa del bar.

He perdido varios sueños, incluso cuando trataba de participar en ellos.
En primer lugar, el corto que mencionaba hace unas publicaciones no cuajó. Tenía la idea, conseguí rellenar algunos huecos... Pero quise dirigir y montar teatro a la vez y fue imposible dividir mi atención en dos grandes proyectos. El teatro salió más o menos bien, quizá mi incosntancia hizo algo de mella pero bueno, tuve suerte.

Eso fue el curso pasado. Este curso último lo dejé porque, aunque me emocioné mucho viendo como una obra que me había llevado sudor y lágrimas adaptar y montar, cobraba vida sobre el escenario de mano de buenos compañeros de teatro, no sé si ese mundo es para mí. Supongo que como vi que podía hacerlo y había salido vida (xD), tampoco me presentaba un gran reto.
De todos modos yo siempre quise dedicarme al cine, a escribir mis guiones y dirigir pero ese año me di cuenta de lo realmente lejos que estaba de mi sueño. Estaba en una carrera que nada tenía que ver, sin tiempo ni buenas ideas para intentar hacer algo que destacara... No estaba en el camino adecuado para ello.
Y no, no dejé la carrera, sigo en ella. Un poquito estancada. Pero el resto de mis opciones no son mejores. Me gusta la carrera, pero mis problemas de concentración nula y los nidos en mi cabeza lo hacen todo mucho más complicado y lento.
A eso hay que añadirle las malas elecciones, el no tener prioridades, las distracciones... etc. etc... Si quieres un consejo, ten siempre en tu vida a alguien que te riña. Es lo único que a mi me ha hecho espabilar.

Y escribe un blog, escribe algo que en el futuro, cuando toques fondo te alegres de leer, y aún más siendo de tu propia mano. Porque el mundo gira siempre sin piedad, y no puedes aferrarte a nada que no seas tú mismo. (Y sí, yo uso el masculino como genérico y lo siento. No intento ofender a nadie, sólo que me gusta seguir las normas de mi idioma).

He aquí uno de mis primeros resúmenes sobre lo que he hecho con mi vida hasta ahora, espero que no me entren ganas de escribir más porque si algo tengo claro es que no se puede vivir del pasado. E igual merece más la pena que dedique el tiempo a mis ideas, pensamientos y listas de la compra.

Hasta la próxima entrada (sea el año que sea).

lunes, 23 de diciembre de 2013

Risa en la madurez

Hoy, 23 de diciembre de 2014, se me ha ocurrido abrir de nuevo este blog.
Es curioso cómo se siente uno de humillado cuando lee sus primeras publicaciones (que tampoco es que hayan sido muchas). Tantos fallos de expresión, de explosión de sentimiento en cada palabra sin sentido hasta convertir el texto en un amasijo de ideas mal conectadas me hunde en la vergüenza casi. Pero también me hace sonreír pues con cada fallo que le descubrimos al yo del pasado estamos mejorando el yo del presente, el cual se muestra un poquito más maduro que la última vez que se le ocurrió publicar algo.
Recuerdo cómo era mi situación a principios de este año, los planes que tenía y las actividades que realizaba, y creo que no soy la única en echarse a reír cuando contempla como a 23 de diciembre no se ha cumplido nada o casi nada de lo que estaba planeado. Me río porque la frustración de un plan sin éxito se queda a un lado a manos de las experiencias que vivimos ahora.
Puede que no haya conseguido mucho de lo que quería este año, que no esté ahora donde creí que iba a estar hace meses pero ese no es motivo de desánimo, simplemente el camino es más largo de lo que creíamos. Sólo nos queda andar, continuar, avanzar y crecer en nuestro camino personal, y si el tiempo nos lo permite, tomar esas fotos mentales propias del buen Carlos Sisí para no olvidar esas gratas experiencias. Y digo sólo las gratas, porque las malas se hacen ellas mismas la foto.
Hace unos minutos me pareció apropiado borrar las publicaciones anteriores para que no me persiguieran en la vergüenza pero ahora las veo como un testigo de mi pequeña madurez literaria y personal, si nos dedicásemos a borrar el pasado no tendríamos recuerdos que visitar.
Desde esta entrada ya sólo me queda desear una feliz Navidad y una buena entrada de año a todos, a quien las necesite, como esta servidora, una tregua con las musas y a quien esté servido que comparta.
Feliz Navidad


sábado, 3 de agosto de 2013

INSPIRACIÓN: CAZA Y CAPTURA

INSPIRACIÓN: CAZA Y CAPTURA

Últimamente, pocas cosas escribo que merezcan la pena. Creo que me falta práctica, entusiasmo, tiempo... e inspiración. Hubo un tiempo en el que no necesitaba ponerle trampas a la inspiración para que cayera sobre mí. Simplemente venía con regularidad, tomábamos un café, reíamos mientras trabajábamos y después nos fundíamos en uno hasta el fin de las hojas.
Hoy ya no es así. Nuestra relación se ha enfriado, se marchita con el paso del tiempo, como la rosa de la Bella y la Bestia... salvo que en nuestro caso, ni unas bellas palabras ni un jarrón con agua podrá ayudar.
No sé que ocurre, cada vez que lo intentamos, tras un largo proceso de preliminares y ensayos, sufro un gatillazo que la espanta. Maldita sea.
No consigo concentrarme, tengo tantas cosas reales en la cabeza que asfixian a mis amadas fantasías. Estoy harta de este fantasidio (ves? Como no estoy fina?). No sé como remediarlo, he probado de todo, de todo.
La gente con dinero se va de viaje... Yo, como pertenezco a la rama de los anónimos pobretones, no me queda más remedio que fantasear con las fotos de "Google Imágenes".
Es curioso como nuestra cabeza nos doblega sin apenas darnos cuenta. Creemos ser los dueños de nuestros pensamientos pero... mi iluminación momentánea me inclina a pensar lo contrario. Pues... ¿no son nuestros pensamientos los que realmente controlan nuestra vida?
A veces creo que nuestro pensamiento es un genio maligno que obra según le divierte. Y con ello señalo también a nuestro subconsciente.

Sin embargo, hoy releyendo este borrador, descubro que meses después de escribirlo estas semanas me ha ocurrido lo mismo.
He descubierto que la imaginación no es un río que terminará secándose a consecuencia del cambio global, o contaminándose de los residuos de los malos pensamientos. La imaginación fluye más o menos, pero siempre, y no hay que intentar apresarla tras los muros de una presa. Aunque a veces nos resulte que el caudal ha disminuido no es más que la vaga cortina de realidad que nos venda los ojos.
Para quemar esa venda e impedir que vuelva a aparecer sobre nosotros durante un tiempo yo recomiendo:
- Escuchar música. Siempre en un buen medio para dejar correr la imginación.
- Leer mucho. No hay nada mejor como meterse en los mundos ajenos para inventar luego el nuestro.
- No preocuparse. Si las musas te hacen bulling, tómate un descanso. Ya aparecerán cuando echen de menos tu pluma.

Tras esto anuncio que me ha dado por retomar una vieja historia, pensada casi al completo, y escrita hasta el primer capítulo, pero que cada vez que la he imaginado siempre me ha dado buen sabor de boca.





martes, 27 de noviembre de 2012

Cuando estoy sola en casa...


¿Nunca os ha pasado que cuando os quedáis solos en casa, se empiezan a escuchar pasos y golpes?
A mí sí, justo ahora, tengo miedo.

Miedo, miedo, miedo... eh no, la verdad es que no. Antes sí, subía hasta las plantas superiores y cuando no descubría que no había nadie me sentía de pronto muy insegura, como si algo o alguien estuviese pegado a mi espalda a punto de saltar sobre mí. Pero no corría hacia mi habitación o hacia la sala del ordenador como hacen otros, ahora que lo pienso creo que nunca he corrido por miedo (tan poco es que me guste correr). Yo me quedaba quieta, no sé si porque mi subconsciente se reía ante la posibilidad de que echara a correr por el pasillo o porque... no sé.
¿A qué venía esto? ¡Ah, sí! Decía que estaba escuchando golpes en el piso superior. Ahora han cesado.
Ya no siento temor ante esos inexplicables ruidos, más bien es indiferencia. Estamos llegando a intimar. Ya sabéis que las cosas a solas... en fin, como que nos interesan más.

Si os estáis preguntando a qué viene todo esto, mis queridos diarios, es porque me he propuesto escribir y rodar un cortometraje de terror. En mi cabeza brotaron hace unos días unas secuencias que no se van ni a la de tres y no consigo añadir ninguna más que perdure de esa manera.
Hay tantos huecos por rellenar... podría escribir decenas de historias distintas con solo esas secuencias. Mal asunto. Cuantas más opciones, más quebraderos de cabeza y menos noches tranquilas.

Ojalá retornasen los golpes, al menos tendría una mejor distracción.
Ya que vuelve el tema, retomemos, pues ya creo recordar mi intención.
¿Nunca os habéis preguntado a qué vienen esos golpes?
Una cañería, un objeto mal colocado, un fantasma...
¿Sabéis? Lo bueno de escribir todo esto (que poco sentido tiene) es que mis células grises se están calentando y eso es bueno. Como ya he dicho, hay cierto cortometraje de terror por ahí y tal vez consiga añadir alguna secuencia más o por lo menos una idea más.
Desde que estoy con este proyecto me he estado preguntando qué cosas dan realmente miedo, aquellas que hacen que nos tapemos un poco más con las sábanas mientras agudizamos el oído en medio de la oscuridad.
Ojalá fuese capaz de captar esa esencia en mi corto. Supongo que habrá que hacer trabajo de campo.
Deseadme suerte.
Soñad despiertos.