lunes, 23 de diciembre de 2013

Risa en la madurez

Hoy, 23 de diciembre de 2014, se me ha ocurrido abrir de nuevo este blog.
Es curioso cómo se siente uno de humillado cuando lee sus primeras publicaciones (que tampoco es que hayan sido muchas). Tantos fallos de expresión, de explosión de sentimiento en cada palabra sin sentido hasta convertir el texto en un amasijo de ideas mal conectadas me hunde en la vergüenza casi. Pero también me hace sonreír pues con cada fallo que le descubrimos al yo del pasado estamos mejorando el yo del presente, el cual se muestra un poquito más maduro que la última vez que se le ocurrió publicar algo.
Recuerdo cómo era mi situación a principios de este año, los planes que tenía y las actividades que realizaba, y creo que no soy la única en echarse a reír cuando contempla como a 23 de diciembre no se ha cumplido nada o casi nada de lo que estaba planeado. Me río porque la frustración de un plan sin éxito se queda a un lado a manos de las experiencias que vivimos ahora.
Puede que no haya conseguido mucho de lo que quería este año, que no esté ahora donde creí que iba a estar hace meses pero ese no es motivo de desánimo, simplemente el camino es más largo de lo que creíamos. Sólo nos queda andar, continuar, avanzar y crecer en nuestro camino personal, y si el tiempo nos lo permite, tomar esas fotos mentales propias del buen Carlos Sisí para no olvidar esas gratas experiencias. Y digo sólo las gratas, porque las malas se hacen ellas mismas la foto.
Hace unos minutos me pareció apropiado borrar las publicaciones anteriores para que no me persiguieran en la vergüenza pero ahora las veo como un testigo de mi pequeña madurez literaria y personal, si nos dedicásemos a borrar el pasado no tendríamos recuerdos que visitar.
Desde esta entrada ya sólo me queda desear una feliz Navidad y una buena entrada de año a todos, a quien las necesite, como esta servidora, una tregua con las musas y a quien esté servido que comparta.
Feliz Navidad


sábado, 3 de agosto de 2013

INSPIRACIÓN: CAZA Y CAPTURA

INSPIRACIÓN: CAZA Y CAPTURA

Últimamente, pocas cosas escribo que merezcan la pena. Creo que me falta práctica, entusiasmo, tiempo... e inspiración. Hubo un tiempo en el que no necesitaba ponerle trampas a la inspiración para que cayera sobre mí. Simplemente venía con regularidad, tomábamos un café, reíamos mientras trabajábamos y después nos fundíamos en uno hasta el fin de las hojas.
Hoy ya no es así. Nuestra relación se ha enfriado, se marchita con el paso del tiempo, como la rosa de la Bella y la Bestia... salvo que en nuestro caso, ni unas bellas palabras ni un jarrón con agua podrá ayudar.
No sé que ocurre, cada vez que lo intentamos, tras un largo proceso de preliminares y ensayos, sufro un gatillazo que la espanta. Maldita sea.
No consigo concentrarme, tengo tantas cosas reales en la cabeza que asfixian a mis amadas fantasías. Estoy harta de este fantasidio (ves? Como no estoy fina?). No sé como remediarlo, he probado de todo, de todo.
La gente con dinero se va de viaje... Yo, como pertenezco a la rama de los anónimos pobretones, no me queda más remedio que fantasear con las fotos de "Google Imágenes".
Es curioso como nuestra cabeza nos doblega sin apenas darnos cuenta. Creemos ser los dueños de nuestros pensamientos pero... mi iluminación momentánea me inclina a pensar lo contrario. Pues... ¿no son nuestros pensamientos los que realmente controlan nuestra vida?
A veces creo que nuestro pensamiento es un genio maligno que obra según le divierte. Y con ello señalo también a nuestro subconsciente.

Sin embargo, hoy releyendo este borrador, descubro que meses después de escribirlo estas semanas me ha ocurrido lo mismo.
He descubierto que la imaginación no es un río que terminará secándose a consecuencia del cambio global, o contaminándose de los residuos de los malos pensamientos. La imaginación fluye más o menos, pero siempre, y no hay que intentar apresarla tras los muros de una presa. Aunque a veces nos resulte que el caudal ha disminuido no es más que la vaga cortina de realidad que nos venda los ojos.
Para quemar esa venda e impedir que vuelva a aparecer sobre nosotros durante un tiempo yo recomiendo:
- Escuchar música. Siempre en un buen medio para dejar correr la imginación.
- Leer mucho. No hay nada mejor como meterse en los mundos ajenos para inventar luego el nuestro.
- No preocuparse. Si las musas te hacen bulling, tómate un descanso. Ya aparecerán cuando echen de menos tu pluma.

Tras esto anuncio que me ha dado por retomar una vieja historia, pensada casi al completo, y escrita hasta el primer capítulo, pero que cada vez que la he imaginado siempre me ha dado buen sabor de boca.